VICTOR

DIARIO DE UN SUPERVIVIENTE

Mi pasado no importa, nunca importó para los demás. Para mí, todo comenzó aquella tarde. Mientras esperaba que me sirvieran un café en un bar cercano al estudio, donde iba habitualmente cuando me saturaba,  miraba el escaparate distraído observando a los viandantes caminar. De repente, acorralaron a un chico contra el cristal, mientras dos personas le atacaban hasta matarlo y una vez en el suelo comenzaron a comérselo. No olvidaré esa imagen nunca. Ni los gritos del chico hasta que su silencio condujo a que esos caníbales repararan en mi existencia y empezaran a andar hacia mí. Eché a correr, asustado. De repente me di cuenta que no eran los únicos. En toda la calle se sucedía la misma escena una y otra vez. Personas atacando y devorando a otras personas, sin motivo, sin lógica alguna.Los que caían se volvían a levantar y se unían a la carnicería.

Corría sin parar, lo más que pude, tropezándome con los atacantes ensangrentados que poco a poco se concentraban en las calles y a cada paso dificultaban más y más mi huida.

De pronto, desde una puerta escuché una voz. Una chica me llamaba desde su escondite para que me resguardase.  De un salto entré en aquel local, cerramos la puerta y la reja que cubría el escaparate y entrada de la tienda. Parecía una librería. Me giré y pude poner cara a la voz que me llamaba y también vi a un hombre que me miraba detrás de ella, con cierta desconfianza. No sé demasiado de Eva y Yago, solo sé que gracias a ellos estoy vivo.

He pasado meses entre libros, considero que es uno de los mejores lugares para pasar estos momentos, así siempre estoy distraído y no pienso demasiado en lo que hay fuera. Pero los recursos escasean y Yago habla una y otra vez de ella, de trozos de su historia, de que tenemos que encontrarla para volver a la normalidad. Estamos preparados.  No hay miedo. No hay esperanza. Es el momento…

Soy Víctor… y soy un Superviviente